Farmacéutica, médica y precursora en el movimiento feminista, Julieta Lanteri fue la primera mujer incorporada al padrón nacional y la primera en votar en la Argentina y América Latina. Fundadora del Partido Feminista Nacional, fue un estandarte en la lucha por la reivindicación de los derechos de la mujer.
Julieta Lanteri nació en Cuneo, Italia, el 22 de marzo de 1873. Llegó a Buenos Aires con sus padres y su hermana Regina cuando tenía seis años. Se afincó en Berazategui.
Fue la primera mujer que pudo ingresar y recibirse de bachiller en el Colegio Nacional de La Plata. En marzo de 1896 solicitó al decano de la Facultad de Medicina, Leopoldo Montes de Oca, el ingreso a la carrera. En 1898 se graduó de farmacéutica en la Universidad de Buenos Aires y algunos años después realizó prácticas de obstetricia en la Escuela de Parteras.
En 1911 se anticipó a los padrones electorales y se presentó con un amparo de la justicia porque el padrón no mencionaba nada respecto a que las mujeres no pudieran votar. Fue así que el 16 de Julio fue la primera mujer incorporada a un padrón electoral argentino, y en las elecciones del 26 de noviembre de ese año se convirtió en la primera sudamericana en votar. En el país el voto femenino recién se ejerció legalmente en 1948
Además del voto femenino, su lucha incluía denunciar las condiciones inhumanas de las obreras privadas de cualquier derecho, pelear contra proxenetas y funcionarios que se enriquecían con la explotación sexual, exigir el derecho al divorcio, terminar con el poder de la Iglesia sobre la vida de las personas. Perseguía la igualdad de derechos en todos los planos, político, legal, laboral y civil.
Fue la primera mujer candidata a diputada en Argentina, por el Partido Feminista Nacional, pese a que por las leyes imperantes no podía acceder al cargo. En su plataforma prometió luchar por sancionar una licencia por maternidad, otorgar un subsidio por hijo, abolir la pena de muerte y establecer la igualdad entre hijos legítimos e hijos ilegítimos.
Fue atropellada por un auto que subió a la vereda marcha atrás en la esquina de Diagonal Norte y Suipacha en febrero de 1932, a los 59 años. El conductor era David Klappenbach, un afiliado de la legión cívica (partido único durante el gobierno de facto). Julieta murió dos días después. Si bien nunca se esclareció oficialmente, su muerte fue definida popularmente como un asesinato premeditado. Unas 1.000 personas acompañaron su funeral.